jueves, 6 de enero de 2011

Afilar el hacha.

Me gusta concebir nuestra profesión como un oficio. Me gusta pensar que trabajamos con la honestidad de un artesano, tratando de hacer nuestras cosas con calidad y cariño. Pienso que cualquier artesano cuida sus herramientas porque de ellas depende su trabajo, porque come gracias a su trabajo. En nuestro oficio, ¿cuál sería nuestra principal herramienta? Sin duda, el cerebro. El cerebro es el que nos da de comer. Por eso hay que ejercitarlo para tenerlo bien afilado. Tratar de estimularlo con todo lo que este a nuestro alcance. Creo que debería ser una obligación para la gente que se llena la boca con la palabra "creativo", estar al día, vivir con curiosidad; aprender, aprender, aprender. Tener la humildad de reconocer lo mucho que nos falta por descubrir.

Hace unos días le dije a Natalia, que sólo tiene siete años, que era una niña muy inteligente. No soy inteligente, me contestó, hay muchas cosas que no sé y que no entiendo. Para mí, precisamente al reconocer con humildad sus carencias, está expresando su inteligencia. Y este es uno de los retos que nos hemos impuesto para este año en .todo lo contrario: afilar el hacha.

No le den valor a lo que dijo Natalia, sólo tiene siete años. Piensen mejor en la frase de Sócrates: "yo sólo sé que no sé nada". O vean este maravilloso anuncio que nos habría encantado hacer a nosotros.








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